Junkie Culture

el viaje del mago

Llega a mis manos un extenso artículo de Josiah Warren, publicado a finales del siglo XIX en The Peaceful Revolutionist (las bibliotecas son auténticos tesoros... y la era internet una forma de rescatarlos del inframundo) y no se me ocurre otra cosa que trasladar las primeras palabras de su enunciado: "Organization and Co-Operation Without Sectism or Clanship, and Without Conflict with Freedom", que viene a subrayar la idea de cooperación sin ataduras ideológicas ni atentados contra la libertad profesional -el añadido es mío-, esto es, sectarismo político o pertenencia a un clan dominante, donde los intereses económicos de unos pocos son, sin embargo, mayoría.

No pretendo con ello desgajar punto por punto el contenido de esta declaración de intenciones, con esa fuerza que caracteriza al dogma decimonónico y que tanta falta hace en nuestros días, sino recordar a un ácrata, como lo fue Warren o Benjamin Tucker (y aquellos otros que harían interminable esta lista) para dejar paso a la reflexión y a la consulta meditada de lo que constituye una línea de pensamiento singular dentro de la historia más reciente. Queda, pues, abierta la veda al espíritu crítico del buen lector, quien sin duda sabrá valorar su esencia, alejado de todo prejuicio y de la contaminación posterior a la que se han visto sometidas sus palabras.

Las palabras... esos artificios del lenguaje que igual hieren o acarician, según sean lanzadas. Destruyen naciones o aúnan pueblos. Contentan a muchos, engañan a todos. Markus Zusack, autor de La ladrona de libros, nos adentra en el mundo de las palabras a través de los ojos de una niña, Liesel Meminger, y de la propia Muerte, para condenar los horrores del nazismo y el resultado de una atroz interpretación del discurso de Adolf Hitler, maestro y discente de su propia decadencia.


En este momento tan anárquico (inofensivo, por otra parte, dadas las múltiples reinvenciones que se han hecho del término), solo me queda concluir esta entrada con la frase manida y recurrente: "Este mensaje se autodestruirá en..." (¿recuerdan el divertido doblaje de series tan míticas como Hong Kong Phooey o el Superangente 86? Dedicaremos un pequeño espacio a las producciones de Hanna-Barbera en una próxima ocasión).

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