Junkie Culture

el viaje del mago

18 ago 2008

¡Grandes!

En términos musicales, no es que La Quinta Estación sea mi grupo de cabecera, pero hay que reconocer ciertos méritos a la labor de promoción que ha llevado a esta banda madrileña -afincada en México, es importante decirlo- a la consecución de numerosos premios no solo en nuestro país, sino también en Latinoamérica y Estados Unidos. La apuesta fuerte por el directo y la voz de Natalia Jiménez, a la cabeza de esta formación, son el ingrediente base de un plato aderezado con la participación de diferentes músicos sobre el escenario y colaboraciones en estudio. Porque, sin estos rudimentos, el terceto de Madrid se queda en muy poca cosa. Los vimos hace unos días en una de sus actuaciones estivales, en un concierto de apenas hora y media, donde lo único que mereció la pena fue la soltura y picardía de Natalia (cuánto han cambiado las tornas desde aquella primera voz imprecisa y juvenil, para deleitarnos ahora con una voz madura y estudiada, sabedora de aquel dicho popular: "el que siembra..."), ya que ni uno ni otro -me refiero a Ángel yPablo- estuvieron a la altura de las circunstancias.

El hecho de tener una LesPaul no te convierte en una estrella del rock y mucho menos el intentar recordarnos los orígenes heavy de alguno de sus miembros. La Quinta Estación cuenta con un estilo muy cercano al pop-rock, enriquecido con muchos matices, lo cual les hace auténticos, nada más.

Curiosamente, descubrí a esta formación poco antes de viajar a Estados Unidos, cuando en España solamente eran conocidos por su tema El sol no regresa, y he de decir que marcaron una etapa muy importante de mi vida, que nada tiene que ver con lo estrictamente musical. Sirva esta entrada para reivindicar el trabajo de muchos profesionales que, como yo, nos hemos visto "obligados" a emigrar a otros países en busca de una oportunidad que aquí se nos niega, impidiéndonos dar lo mejor de nostros mismos en un terreno que conocemos bien y que intentamos desarrollar a espuertas. La Quinta Estación tuvo que establecer su residencia en México, para volver ahora preñada de éxitos y numerosos premios a sus espaldas, y quizás para enfrentarse de nuevo, ahora desde una posición mucho más favorable, a quienes entonces rechazaron su valía.

A veces, el concepto de patria que tienen algunos se me hace indeseable y ridículo. Home is where the heart is y deberíamos aprovechar lo bueno y lo malo de cada país para incorporarlo a nuestra propia cultura y a nuestra forma de entender el mundo: lo primero, para crecer como personas; lo segundo, para evitar cometer los mismos errores que nos llevan -afortunadamente, en algunos casos, desgraciadamente, en otros- a abandonar nuestra casa persiguiendo un sueño o unas condiciones de vida mejores. A subestimar, con toda razón, lo que esperamos de quienes tanto nos defienden, nos respaldan, nos garantizan, nos apoyan... Y cuando regresamos, no ha cambiado nada.

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